Ya casi amaneciendo,
Una sombra se desliza,
silenciosa como el rocío,
buscando lo perdido.
La madre, un espectro de amor,
cruza umbrales invisibles,
sus pasos, ecos de un lamento,
un susurro de pasos.
Los gatitos, estrellas fugaces,
ya no están en la tierra,
sus cuerpos, plumas de un sueño,
se desvanecen en el cielo.
Ella llegó, pero el tiempo,
un ladrón sin rostro,
le arrebató el reencuentro,
dejando solo el vacío.
En el cielo, un abrazo eterno,
sin dolor ni despedidas,
donde el amor es un refugio,
y la ausencia, una caricia.
No pudo salir,
No pudo salvarlos.
José Luis Troconis Barazarte *Naguanagua Venezuela*
23-10-24
Imagen tomada de https://www.instagram.com/lula.mari/p/CCdvXd2gCVo/?img_index=1
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